Cuántos estamos preocupados por nuestra economía y solo llevamos algunos días en los que no podemos abrir nuestros negocios o ir a trabajar. Pero el pueblo de Israel estuvo 40 años en el desierto y también tenían la incertidumbre de cómo iban a subsistir en el desierto. Lo maravilloso es que Dios jamás los dejó. No se desgastaron las vestiduras ni las sandalias que llevaban en el desierto. Si lo hizo durante 40 años, ¿cómo no lo hará con nosotros estos días? No confíes en tus ventas ni en tu negocio, confía en el que te dio el negocio! No te desanimes si te van a pagar o no, ¡Dios proveerá!